La esencia del modelo del queso suizo es que cada control o defensa es comparable a una rebanada de queso, con agujeros o vulnerabilidades únicas. Los atacantes pueden aprovechar estos agujeros para comprometer las defensas de una organización. No obstante, el modelo también sugiere que la probabilidad de que un atacante logre vulnerar las defensas disminuye considerablemente cuando existen múltiples capas de defensa.
Precisamente eso es lo que ofrecemos: añadir 'capas' a ese modelo de seguridad del queso suizo mediante cursos de prevención y análisis de seguridad.